Tal y como dije en el anterior post voy a publicar diversas anécdotas que he ido encontrando por ahí. Hay algunas que, a mi parecer, son algo exageradas o quizá inventadas. No sé. Juzga por ti mism@.
He aquí algunas de las cosas más perezosas que he visto:
«Llamé al restaurante en el que estaba para que mandaran al camarero de vuelta a mi mesa.»
«Yo tengo un perro y un gato y odio dormir con la puerta de mi habitación abierta. A veces, mi perro quiere dormir en la habitación y otras veces quiere dormir fuera. Pero nunca se decide hasta que yo estoy cómodamente en mi cama. ¿Solución? Dejo un puntero láser en mi mesita de noche. Una vez el perro ha decidido donde quiere dormir, enciendo el puntero láser y apunto hacia la puerta, para que así mi gato la empuje con la pata y se cierre. Esto se ha convertido en rutina y ahora mi gato siempre espera al lado de la puerta a que yo la apunte con el puntero láser antes de dormirse.»
«Disparé 10 veces con mi pistola de dardos al interruptor de la luz para apagarla. Fallé todos los tiros y dormí con la luz encendida.»
«Descargué la película en vez de ir al piso de arriba a buscar el DVD de esa película.»
«Fui a clase y me encontré con que las escaleras mecánicas que llevan hasta el tercer piso estaban estropeadas. Volví a casa.»
«Esto no lo hice yo, pero un amigo me contó que un día estaba tumbado en su casam, se metiço el dedo en la nariz y se sacó un moco. Como no tenía donde dejarlo, se lo volvió a meter en la nariz.»
«Traté de avanzar hasta la parte buena de un vídeo de Youtube de 33 segundos.»
«El mando a distancia estaba a un metro de mi alcance. En vez de ir a cogerlo, me decidí a descargar la aplicación de mando a distancia.»
«Una vez vi durante 2 horas un documental de antigüedades porque mi gato se quedó dormido delante del sensor de la televisión y no podía cambiar de canal.»
«Solía tener una de esas luces que se enciende y apaga con una palmada. Yo odiaba tener que dar palmadas, así que grabé el sonido de una palmada e hice que el audio se reprodujera con sólo darle a una tecla de mi ordenador.»
«Una vez, estando en un restaurante, me manché la mejilla con salsa de barbacoa. En lugar de levantarme e ir a por una servilleta, usé un trozo de pan para limpiarme y luego me lo comí.»
«Até la correa de mi perra a mi coche teledirigido y la paseé por delante de mi casa de ese modo. Todo esto estañado yo cómodamente en el salón.»
«Siempre caliento la comida en el microondas durante 1:11 o 2:22 porque soy demasiado perezoso como para presionar el botón de 0 antes de darle al start.»
«Una noche en la que estaba borracho y el baño demasiado lejos, meé en la caja de arena de mi gato. Como a la mañana siguiente no quería limpiarlo, tiré toda la caja a la basura.»
«Mi compañera de habitación y yo adaptamos nuestra habitación para gente perezosa. De esta forma, una era capaz de alcanzar la mini nevera y el interruptor de la luz desde la cama. Y la otra, la ventana y el calefactor. Jamás volvimos a pelear.»
«Comer la comida desde el envase para evitar tener que lavar platos. Odio lavar platos.»
«Pasé media hora intentando descargar un libro que había dejado en otra habitación.»
«Limpié las sábanas. No las volví a peoner en la cama hasta 2 meses después.»
«Compré un pack de 1000 platos y cubiertos de usar y tirar.»
«Mis platos sucios se estaban apelotonando y empezaban a oler mal. Me daba pereza lavarlos, así que los rocié con ambientador.»
«Una vez me caí de la cama y me dio flojera levantarme. Dormí en el suelo.»
«Llamé a mi madre desde la habitación de al lado para que apagara la luz porque estaba dentro de la cama y no quería levantarme.»
«Siempre que después que lavo y se seca mi ropa, la amontono toda en una silla por flojera a doblarla y organizar, así cada vez que me voy a vestir tengo que revisar toda esa masa de ropa hasta volverla a lavar.»
«Dormí en el sofá más incómodo que te puedas imaginar sólo por no moverme e ir a la cama.»
«A mi hermano una vez le entró sed y, según él, como la cocina estaba muy lejos, cogió el bebedero del hámster, desenroscó la botella y bebió de ahí.»
«Estaba en medio de un examen y estaba tan cansada y los enunciados y lo que tenía que escribir era tan largo que me daba pereza escribir. Al final me armé de pocas fuerzas y lo acabé.»
«La pereza no es más que el hábito de descansar antes de estar cansado.» Jules Renard, escritor y dramaturgo francés.
Fuente: Internet/ http://bit.ly/1uB7wla